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Un destructor como Vladímir Putin sólo será recordado por la humanidad como un criminal de guerra, igual o peor que Hitler y otros dictadores criminales que sólo piensan acumular más poder en provecho propio, arrasando y desmenbrando la mente humana por más de 500 mil generaciones, como afirma la Teoría de la Unión de los 5 Continentes.

Uno de los grandes acontecimientos de la humanidad es el haber descubierto el poder de la imaginación y el despertar de un nuevo horizonte, que viene desde hace más de 500 mil generaciones con la aparición de los homínidos Orrorín y Tumai. Sin embargo, no hemos aprendido a direccionar nuestras vidas por el camino correcto, por el simple hecho de seguir produciendo horrores en nuestras sociedades, y persiste el afán de acumular más poder que el otro, ya sea despojando, sometiendo, atacando, invadiendo y creando más guerras, sin respetar los convenios de todo nivel y los acuerdos internacionales.

A Vladímir Putin solo le interesa seguir viviendo como el monarca más sanguinario.

La brutalidad de Putin, después de la caída de la Unión Soviética, solo ha servido para construir la más descarada y premeditada frontera de guerra, con el fin de exterminar a la humanidad. Putin es un cáncer diabólico que sigue invadiendo a la nación ucraniana, pues, no quiere que termine la crueldad y la esclavitud que por más de 500 mil generaciones perdura, como dice la Teoría de la Unión de los 5 continentes.

Los miles de millones de seres humanos que tratan de impulsar y llevar adelante el gran proyecto de la Integración Intercontinental, basado en los 7 pilares fundamentales de la Teoría de la Unión de los 5 Continentes: Persona, familia, alimentación, salud, vivienda , educación y trabajo, que son las necesidades básicas de todo ser humano y que no son atendidas como tales por más de 500.000 generaciones; por gastar en armamentos que ocasionan grandes desastres, dividir a los países y a los continentes y por continuar con las violaciones y la discriminación.

No nos olvidemos de nuestra naturaleza, la fuente de dónde venimos. No somos diferentes porque somos una sola raza. Por eso es muy importante llegar a las Naciones Unidas para plantear una fórmula que nos permita responder a la pregunta: ¿Cómo gobernar el Planeta Tierra de acuerdo con la Teoría de la Unión de los 5 Continentes? Para poder desterrar el odio y las guerras. Por ello nos atrevemos a pedir la opinión de las grandes personalidades del mundo.

 

Marylène Patou-Mathis escribió el 2015 un artículo titulado “El ser humano no ha hecho siempre la guerra. En este artículo busca “desmontar el mito de una prehistoria salvaje y bélica” y ante la pregunta de si la violencia de los seres humanos es algo innato o está condicionada por el contexto, indica que actualmente, gracias a las investigaciones antropológicas y arqueológicas se puede afirmar que la violencia no es innata y que “la guerra surge por primera vez con el nacimiento de la economía de producción y con el cambio radical de las estructuras sociales hace unos diez mil años”.

La desgracia se puede entender como una situación o suceso que produce gran dolor y sufrimiento. Es lo que ha empezado a experimentar el pueblo peruano con la llegada al poder del profesor Pedro Castillo Terrones, quien humilla a todos los peruanos cuando propone medidas que el 81% de peruanos no desea. Todos los integrantes del partido político Perú Libre, que llevó al poder a Pedro Castillo, saben bien que sólo cuentan con el 19% de los votos del Perú, es decir con el porcentaje de votos que obtuvieron en la primera vuelta electoral. En la segunda vuelta obtuvieron el 50.13% que les dio el triunfo, pero lo que no quieren reconocer es que esta votación no se debe a quienes apoyaron su obsoleta ideología marxista leninista, sino a quienes estaban en contra de la llegada de Keiko Fujimori a la presidencia de la República.

Los elementos fundamentales para el desarrollo de todo país son: la libertad de expresión, un Estado eficiente y la labor creativa de los micro, pequeños, medianos y grandes emprendedores. Todos los países que hoy son desarrollados han centrado sus esfuerzos en la persona, la familia, la salud, la educación, el trabajo, la alimentación y la vivienda. Las llamadas potencias mundiales han logrado, además, hacer investigación científica y desarrollar tecnología.